El superávit es una condición necesaria para la preservación del capital y el enriquecimiento tanto a nivel individual como empresarial. El patrimonio neto de una persona o empresa está determinado por el superávit en cuenta corriente, que es el exceso de ingresos corrientes sobre los gastos corrientes.
Es importante destacar que tanto la deuda individual como empresarial deben ser sostenibles, es decir, el servicio de intereses y amortizaciones no debe exceder cierto porcentaje bajo de los ingresos corrientes. Específicamente para los hogares, la deuda no debe destinarse al financiamiento de consumo de bienes no duraderos o activos riesgosos, sino más bien a bienes duraderos como vivienda y vehículos. En fin, a largo plazo, todas las deudas deben ser pagadas y, por lo tanto, el portafolio del activo neto estará determinado por el tamaño del superávit en cuenta corriente.
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En el caso de las empresas, esto implica generar mayores ingresos por ventas que los costos variables y los gastos fijos. En el ámbito personal, significa consumir menos de lo que se percibe en concepto de remuneraciones, intereses, rentas, dividendos y otros ingresos recurrentes.
Es importante destacar que solo con este superávit se pueden conformar tanto los portafolios individuales de precaución, de preservación y de retiro exitoso, como el portafolio de startups para el objetivo de enriquecimiento. Incluso en el caso de empresas consolidadas, esto implica no retener la totalidad de la utilidad neta para la reinversión en el negocio propio, sino también distribuir dividendos para invertir en startups o destinar parte de lo retenido a inversiones en emprendimientos en etapa temprana. Lo anterior, con base al conocimiento previamente mencionado para descartar, preseleccionar y elegir adecuadamente.
Si tu empresa o tu hogar aún no ha alcanzado el superávit necesario, el primer paso para iniciar el camino hacia la preservación y el enriquecimiento es trabajar en la consecución de esa meta. Para lograrlo, es importante implementar estrategias que impulsen el aumento de las ventas y la reducción de costos en el caso de la empresa. Esto se puede lograr a través de cambios en el marketing, la búsqueda de alianzas estratégicas, la introducción de nuevos productos y líneas de negocio, así como la optimización de los gastos fijos y otras estrategias.
En el caso del hogar, es fundamental reemplazar la indisciplina con la disciplina financiera. Esto implica establecer hábitos y prácticas que garanticen el ahorro y la acumulación. Sin duda, controlar los gastos, establecer un presupuesto, buscar formas de reducir gastos recurrentes innecesarios son acciones clave para generar el superávit, pero más adelante veremos que existe un método clave para la disciplina en finanzas personales.
En resumen, si tu empresa o tu hogar aún no ha alcanzado el superávit, es fundamental trabajar en el aumento de ingresos y la reducción de costos para lograr esa meta. Este paso inicial sienta las bases para iniciar la ruta hacia la preservación y el enriquecimiento, tanto a nivel empresarial como personal.
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